Taller fanzine: Libro colectivo la memoria del bosque



























Niños, niñas, jóvenes y adultos mayores de Curarrehue participaron de una experiencia de aprendizaje y memoria colectiva a través de la confección de un libro colaborativo sobre la relación entre alimentos silvestres, salud humana y salud de los bosques.
El pasado 15 de marzo, un grupo de treinta personas de diferentes edades se reunieron para compartir experiencias y memorias en torno a la historias de los bosques nativos de La Araucanía y su relación con los alimentos silvestres. El taller de fanzine “Libro colectivo la memoria del bosque” realizado en la Biblioteca Municipal de Curarrehue, permitió a los participantes crear un libro colaborativo utilizando materiales provenientes del bosque, como suelo, plantas nativas y líquenes.
La actividad fue dirigida por la artista, diseñadora editorial y directora de la plataforma Estudio Repisa, Sandra Marín y la coordinadora de proyectos de aprendizajes de Fundación Mar Adentro, María Jesús Olivos. El objetivo del taller fue promover la reflexión en torno a la memoria biocultural y su relación con el bosque nativo. Mediante el intercambio de saberes y la creación colectiva, los participantes plasmaron en el libro su relación y reflexiones con el territorio, los alimentos y prácticas como la recolección, a través del dibujo y distintos ejercicios creativos.
Para la elaboración de este libro, se utilizaron pigmentos y pasteles secos artesanales,elaborados a partir de la recolección de muestras de tierra, plantas y líquenes nativos obtenidos de Bosque Pehuén, área de conservación privada de Fundación Mar Adentro, ubicado en La Araucanía Andina. El libro como resultado final de esta experiencia quedó disponible en la colección de la Biblioteca Municipal de Curarrehue.
La experiencia incluyó, además, la presentación de una postal sonora con fragmentos y testimonios de entrevistas a cuatro mujeres huerteras de la comuna de Curarrehue. En esta cápsula sonora, las participantes reflexionan sobre frutos silvestres, semillas, piñones y arvejas, alimentos propios del ecosistema del bosque templado de la región. La diversidad de estos alimentos se debe al trabajo de las huerteras, quienes, a través de sus semillas -traspasadas de generación en generación-, resguardan riqueza y saberes ancestrales, permitiendo preservar la diversidad de innumerables especies del territorio.