Guardianes del agua: Monitores comunitarios en Biobío evalúan la calidad hídrica ante el cambio climático

Tras haber sido seleccionados como ganadores del Fondo FMA 2022, el proyecto de Certificación y Red de Monitoreo Comunitario Participativo de Aguas, realizado en diversas comunas de la Región del Biobío, la Fundación Manzana Verde presentó los resultados que contaron con la validación internacional de Global Water Watch (GWW).

Crear comunidades resilientes y creativas frente a la escasez del agua, la contaminación hídrica y el cambio climático, ha sido la motivación transversal de un proyecto que obtuvo apoyo de parte de nuestra fundación a través del Fondo FMA. A partir de la necesidad de generar autonomía de datos para comprender la ecología de los ríos y las cuencas con el fin de proteger y diseñar alternativas, se creó la red de Muestreo Comunitario Participativo (MCP) con validación internacional, a través de la certificación GWW.

El trabajo contempló la capacitación en terreno de diversas organizaciones en las comunas de Penco, Concepción, Laja, los Álamos, Tomé, Hualpén, San Pedro –y prontamente, Isla Mocha– para el uso del “Kit Alabama Water Watch Lamotte” que busca establecer la calidad de agua. Débora Ramírez, coordinadora sociocomunitaria de la Fundación Manzana Verde explicó a FMA que esta labor se realizó a través de monitoreos mensuales.

“Caracterizamos pequeñas cuencas que son claves para el funcionamiento de las comunas, pero de las cuales no existían datos en la institucionalidad vigente”, señaló y explicó que esta red espera sostener y ampliar la capacidad de monitoreo hidrológico, generar sistemas de alerta temprana y permitir la planificación integrada a comunidades en riesgo de escasez hídrica. Ramírez relató que se realizó un registro documental del proceso de trabajo realizado entre 2022 y 2023, el cual fue compartido a través de sus redes sociales.

Hacia una soberanía hídrica

En el registro audiovisual del monitoreo comunitario se recopilan además, los testimonios de miembros de GWW, quienes aportaron con herramientas de certificación. Sergio Ruiz- Córdova, coordinador de Data en GWW Alabama, expresó que su organización capacita a monitores desde hace 30 años, a través de aprendizajes que buscan impulsar que “la sociedad empiece a observar los recursos naturales con mayor cuidado”.


El kit implementado por GWW mide cinco variables del agua, entre ellas, turbiedad, dureza y monitoreo bacteriológico para detectar la presencia de Escherichia coli. Además, entre los procesos que forman parte del proyecto, no sólo se obtuvieron muestras del agua, sino que se contempló la pesca de macroinvertebrados como marcadores de calidad del agua, ya que –según se explica en el documental– estos seres son sensibles a cambios que sufren los ríos y su población se ve rápidamente mermada. Una de las cualidades del proyecto, al mismo tiempo, apunta a su replicabilidad en pos de instalar habilidades en personas clave, así como la estimulación de una soberanía hídrica.

Junto con las comunidades incluidas en las capacitaciones, explicó Ramírez, también se invitó a organizaciones como “Somos cuenca” en Biobío y al equipo de Futaleufú de “Rivers keepers”. Personas de todas las edades y contextos fueron parte de la iniciativa, desde activistas a profesores, de jubilados/as a jóvenes. Una de las participantes fue Jimena Lira, parte de la “Agrupación para la conservación de la laguna Antihuala”, quien relevó la importancia de proteger la laguna como fuente hídrica de las comunas aledañas. Asimismo, la profesora de ciencias naturales, Carolina Garcés, recalcó el valor de “disfrutar como seres humanos lo que nos entrega la naturaleza”.

La proyección de esta iniciativa está orientada a que la red generada sea sostenible y ampliable en cuanto a sus capacidades de monitoreo hidrológico, así como generar sistemas de alerta temprana y permitir la planificación integrada a comunidades en riesgo de escasez hídrica.