Estudio de aves de Fundación Mar Adentro permitió evaluar la efectividad de la conservación desarrollada en Bosque Pehuén

En esta investigación realizada por la LabDosel de Universidad Austral de Chile publicada recientemente por la Sociedad de Ornitología Neotropical, se comparó la presencia de aves desde el 2015 al 2019 en Bosque Pehuén. Junto con mostrar una mayor cantidad de especies en el bosque adulto, da cuenta de cómo cambia la fauna en la medida que el bosque se recupera.

Esta investigación realizada en el área bajo protección privada de Fundación Mar Adentro (Bosque Pehuén) por el investigador Iván Díaz -Director de Instituto de Conservación, Biodiversidad y Territorio de la Universidad Austral de Chile- junto a su equipo, es una línea base para saber cuántas aves hay y dónde se encuentran en ese territorio, que comprende una zona de 800 hectáreas ubicada en la Araucanía Andina, en Palguín Alto.  Además, permite evaluar cómo cambia la fauna a medida que el bosque se recupera y establecer así objetos de conservación, parte fundamental para el desarrollo de planes de manejo de las áreas silvestres protegidas.

Cabe destacar, que un objeto de conservación es una especie o atributo del ambiente que puede servir para indicar que la conservación se está realizando de manera efectiva.

Este estudio denominado «Comunidades de aves a lo largo de un gradiente de sucesión post-perturbación en los bosques andinos del parque Bosque Pehuén, región de la Araucanía, sur de Chile»,  consistió en monitorear la presencia de aves manteniendo los mismos protocolos entre el 2015 y el 2019, y para su realización, se establecieron 18 puntos de muestreo de aves desde los 860 a los 1270 metros sobre el nivel del mar. Además, cada punto de muestreo fue separado por al menos 200 metros del punto vecino, para evitar doble conteo de aves y así tener registros independientes en cada uno de ellos.

Los 18 puntos se establecieron en diferentes ambientes presentes en Bosque Pehuén: 4 puntos se ubicaron en una zona dominada por renovales, matorrales bajos y praderas antrópicas; 6 puntos en un bosque de renovales altos; 4 se localizaron en el bosque antiguo; y 4 puntos en una formación de bosques secundarios, matorrales y praderas antrópicas en la parte alta del parque, entre los 1200 y los 1270 sobre el nivel del mar.

Todos los puntos fueron censados una vez al día (sin lluvia) y se registraron todas las aves escuchadas o vistas en un radio determinado durante 8 minutos. Este año, cada punto fue censado por 3 censadores experimentados durante 4 días, en las primeras 2 a 3 horas posteriores a la salida del sol (entre las 7:00 y las 10:00 AM) y el orden de los puntos censados, los horarios y los investigadores se establecieron de manera aleatoria, para que evitar sesgos en los resultados.

Finalmente, se registraron 24 especies de aves el 2019, entre ellas: el aguilucho chico (Buteo albigula), cachudito (Anairetes parulus), churrete común (Cinclodes patagonicus) y peuquito (Accipiter bicolor), la bandurrilla de los bosques (Upucerthia saturatior) y el aguilucho común (Geranoaetus polyosoma).

Las más abundantes fueron el fío fío (Elaenia albiceps), después el rayadito (Aphrastura spinicauda), cometocino (Phrygilus patagonicus), chucao (Scelorchilus rubecula) y  luego el jilguero (Spinus barbatus).

El bosque adulto presentó la mayor abundancia de aves. Después,  el bosque matorral y bosque matorral bajo y finalmente el renoval. Gracias a este estudio, se ha podido comprobar que la recuperación de los bosques está teniendo un efecto positivo sobre las aves del bosque antiguo y que la conservación en Bosque Pehuén se está desarrollando de manera efectiva.

Recordemos que los bosques tropicales templados de América del Sur cubren un tramo de Chile y Argentina y son un foco muy importante de biodiversidad, con un alto porcentaje de especies endémicas. Actualmente, enfrentan múltiples amenazas producidas por la instalación de campos agrícolas, plantaciones de árboles exóticos, entre otras cosas. Por ello, resulta fundamental la conservación de los bosques,  de otro modo, las perturbaciones humanas como la explotación de los bosques antiguos y su sustitución por bosques secundarios tienen efectos muy perjudiciales para las aves forestales y todas las especies en general.