Bosques de Fuego

Fundación Mar Adentro: ¿Cómo nace Agencia de Borde y su interés por investigar los límites de las nociones de paisaje, el territorio y sus habitantes?
Agencia de Borde: (Sebastián Melo, Rosario Montero y Paula Salas): Somos un proyecto de investigación artística que explora los límites del paisaje en relación al territorio y sus habitantes. Empezamos a trabajar juntos el 2012, cuando los tres vivíamos fuera de Chile, en Holanda e Inglaterra. Nuestras experiencias como inmigrantes nos llevaron a mirar los bordes, las oficinas de migración y los ID card, con otros ojos. Empezamos a darle vueltas al tema de la identidad cultural, los territorios y la representación. Desde esa experiencia, surgieron nuestros primeros trabajos. Actualmente, nuestro principal objetivo es investigar desde una perspectiva interdisciplinaria las maneras en que personas y lugares se determinan mutuamente. Nos interesan las estructuras de poder que sustentan las nociones contemporáneas del paisaje. Para esto, utilizamos el arte como medio de estudio y la antropología como método; localizando, estudiando y produciendo material visual, audiovisual y escrito. Trabajamos colaborativamente, cooperando con diversas personas según las características de cada proyecto.

¿Qué entienden por paisaje y cómo lo conciben desde una mirada poscolonialista y transdisciplinar?
La noción de paisaje es en sí misma compleja, hasta muchas veces contradictoria. Tiene distintos significados, los cuales están muchas veces anclados a las áreas de conocimiento desde donde se le enuncia. Quizás por eso nos gusta tanto, de alguna manera es un poco movediza. Vincula lo humano con lo no-humano, y el territorio con quien lo habita, sin poner énfasis en los nodos sino en las relaciones que la sustentan. En este sentido, desde una perspectiva poscolonial, la misma noción de paisaje es una contradicción, porque pretende entender el habitar desde una jerarquía de quien mira desde ese punto de vista cartesiano. Ahí es que nos parece interesante descentrarse de la tradición pictórica (cruzar esos bordes transdisciplinarios) y pensarlo como un paisaje que se atraviesa, que nos afecta al mismo tiempo que nosotros lo afectamos. No como recipiente pasivo sino como un agente de relaciones infinitas.

¿Cómo cambia la percepción del paisaje cuando se inicia la pandemia?
Es difícil saber exactamente qué cambia, aún estamos viviendo y experimentando esos cambios y eso hace difícil tener una mirada crítica. Quizás cambiaron los paisajes y sus modos de afectarnos. Algunos se volvieron clínicos, mediados por las pantallas, y otros se contaminan por el recuerdo, lo que se sabe y lo que se experimenta (o que no se pudo experimentar).

¿En qué consiste el proyecto expositivo “Bosques de fuego”, y cómo abordan las diversas interpretaciones del bosque?
Nuestras experimentaciones surgen a partir de la pregunta ¿qué rol juega la tecnología en la mediación de nuestra experiencia de paisaje? En Bosques de Fuego, el paisaje en cuestión, en una primera etapa, han sido las plantaciones de eucaliptos. Comenzamos a pensar la especie desde su historia, representación y construcción cultural en Chile. El interés fue tomar el eucalipto como un caso de estudio para cuestionar y comprender las tensiones que surgen a diario entre las categorías de naturaleza y cultura. Luego, a partir del monocultivo, nos preguntamos por su opuesto simbólico y biológico, el bosque. Nos propusimos explorar cómo se transforman los árboles en un ecosistema bosque. Así, “Bosques de fuego” se articula como una polifonía de voces construyendo interpretaciones diversas del bosque y su antípoda, la plantación. Planeamos hacer dos exposiciones, la primera en la galería de la UC de Temuco, y luego en el Centex de Valparaíso. Las muestras ofrecerán una experiencia subjetiva del bosque a los visitantes, quienes se sumergen en diversos mundos sensibles marcados por interpretaciones biológicas, sociales, subjetivas y también espirituales del ecosistema. Nos aproximamos a esas interpretaciones desde distintas técnicas, como son el video, la
fotografía, la cerámica y performance, buscando que esas experiencias mediadas se transformen en ecologías afectivas del paisaje actual del Wallmapu. Sin encerrarse en una única respuesta, la curatoría de Maya Errázuriz para estas exposiciones invita a descubrir formas de relacionarse con lo no-humano. Finalmente, planeamos editar una publicación que, más que un catálogo, sea un nuevo espacio para reflexionar sobre la noción de bosque en relación a las plantaciones forestales.

¿Qué cultura y qué dominios representan los bosques de eucaliptos para ustedes?
Considerando el actual estado de emergencia ambiental en Chile, este árbol con su significado histórico y geopolítico representa una posibilidad para acceder a una comprensión más compleja del conflicto desde el cuestionamiento de la división entre naturaleza y cultura. Desde la experiencia íntima de este constructo naturaleza/cultura vivida en las plantaciones, buscamos profundizar en los modos en que este binomio de conceptos se representa, y al mismo tiempo en cómo esta representación se constituye en saber y experiencia. Específicamente, proponemos utilizar el arte para desentramar la percepción del eucalipto en cuanto a objeto natural (ser vivo) y objeto tecnológico (codificado para su alta productividad). En este sentido, es necesario considerar que, si bien las categorías naturaleza y cultura fueron heredadas desde la Colonia, estas sirven hasta el día de hoy para establecer una relación entre los seres humanos y su entorno. Ahora bien, el caso chileno, desde donde enunciamos estas reflexiones, demanda repensar la relación que se establece con la naturaleza: cómo se define, planifica, crea y modifica lo natural en este territorio. Para entender realmente el bosque y la plantación forestal, debemos ir más allá de descripciones taxonómicas que los contraponen a nuestra condición humana, y comprender la plantación y el bosque como parte de nuestro habitar y ser en el mundo, contemplando el árbol como un objeto social, político e histórico, que se redefina desde otro paradigma que permita comprendernos como naturaleza y experimentarnos parte de ella. En este sentido, vemos una necesidad de quebrar nuestros marcos de análisis para volver a desplegar la idea de que «somos el bosque», que aprendemos de los pueblos originarios.

¿En qué han consistido sus investigaciones en Bosque Pehuén y cuáles han sido los hallazgos más relevantes?
Llegamos a Bosque Pehuén con el anhelo de vernos afectados por esas infinitas relaciones que sustentan las nociones de paisaje, queriendo habitar y comprender el bosque más allá de la mirada mediada de la cámara. Queríamos oler, tocar, ensuciarnos y convertirnos en bosque. Sentir y pensar desde el estar en ese territorio. De ahí que ideamos distintas estrategias que nos permitieran estar en el bosque y pensarlo no como taxonomías de especies y experiencias, sino como relaciones de conexión. Queríamos estar y comprender la memoria del bosque desde sus distintos elementos. En ese proceso y siguiendo algunas ideas planteadas por el ecólogo Tomás Ibarra, nos propusimos ir, tocar y vincular los elementos que contuvieran la memoria, encontrándonos en el camino con los tocones, que son troncos de árboles que existieron antiguamente y que fueron cortados, quemados, o simplemente se cayeron, pero que hablan de Bosque Pehuén cuando era un campo productivo de extracción de madera nativa, y que hacen visible una historia mucho más larga de la que alcanzamos a percibir si miramos solo el bosque actual. Al comprender estos restos de árboles como reservorios de memoria y de nueva vida, lugares donde los ecosistemas vuelven a reproducirse, donde nacen nuevos árboles que se alojan en ellos, se difuminan los límites entre lo vivo y lo inerte, y se expresa muy claramente la interdependencia de todo. Al crear las piezas de cerámica gres en las que por contacto entre el tronco y la pasta se imprimían la texturas de estos tocones, nuestra atención se centraba en una dimensión del bosque que fue gradualmente apareciendo cada vez con más fuerza. Las formas que quedaron impresas de los troncos rápidamente se iban descubriendo con la misma vitalidad que el resto del bosque. Al mismo tiempo, íbamos tramando una grilla de puntos de nuestros recorridos por el bosque a través del registro de nuestra geolocación durante los procesos de marcado e impresión de los tocones. Así registramos los árboles muertos/vivos en fotografía, video, geolocación y cerámica gres. De cierta manera, la investigación en Bosque Pehuén nos permitió abrir una nueva dimensión de lo que veníamos investigando en Bosques de Fuego, en el sentido que
pudimos encontrar dentro del bosque, otro bosque formado por la historia de los restos de árboles que forman a su vez una red interna del ecosistema. Eso fue un hallazgo que no estábamos buscando.

 

Agencia de Borde

Agencia de Borde es un proyecto de investigación artística dirigido por Sebastiám Melo,
Rosario Montero y Paula Salas, quienes buscan explorar los límites del paisaje en relación
al territorio y sus habitantes. Su objetivo es comprender desde una perspectiva
interdisciplinaria las maneras en que personas y lugares se determinan mutuamente e
investigar las estructuras de poder que sustentan las nociones contemporáneas del paisaje.
Trabajan internacionalmente y de manera colaborativa, cooperando con diversas personas
según las características de cada proyecto.