Aprobación de ley que crea el SBAP: “Por primera vez la biodiversidad es puesta en el centro de la política ambiental del país”
A la espera de la promulgación de la ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), nuestra directora del área de Conservación, Amerindia Jaramillo, reflexiona sobre los avances y desafíos que implica la puesta en marcha de esta legislación.
Un día histórico se vivió este mes tras la aprobación de la “Ley SBAP” o “Ley para la naturaleza”, que articula y regula por primera vez, en una sola institución, el cuidado de la biodiversidad y las áreas protegidas del país. Una institución descentralizada que buscará integrar conocimiento científico junto a saberes tradicionales y que, a la vez, contará con la asesoría de un comité científico paritario. Desde esta perspectiva, señala nuestra directora de Conservación, Amerindia Jaramillo, gran parte de esta normativa se instala como “un reflejo de la sociedad actual”.
Entre las características inéditas del nuevo Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, añade, existirá un repositorio de información y monitoreo de biodiversidad, donde por primera vez, se reunirán mapas de Chile que remitirán a todos los ecosistemas terrestres, marinos, glaciares y humedales de manera integrada, lo que viene a cambiar los paradigmas de fragmentación anteriores a la aprobación de la ley. Hasta ahora, parte importante de la información sobre glaciares y especies con fines comerciales era administrada por diferentes servicios públicos sectoriales. La mirada socioecológica del nuevo cuerpo legal implicaría también una nueva manera de comprender la naturaleza de la que somos parte, con especial atención a los conocimientos y participación de las comunidades locales y los pueblos indígenas.
Como contexto, además, cabe señalar que la normativa aprobada se alinea con el Tratado de Escazú ratificado por Chile el año pasado y que busca fortalecer el acceso a la información, a la justicia ambiental y la participación ciudadana en la toma de decisiones, cuestión transversal a toda la ley SBAP, la cual aumenta notoriamente el estándar de involucramiento ciudadano.
Como primera reflexión ¿En qué radica la relevancia de la aprobación de SBAP desde el punto de vista de la conservación de la naturaleza?
Una de las cuestiones fundamentales de esta ley es la articulación y coordinación para la protección de la biodiversidad, antes dividida en cinco ministerios. La discusión institucional fragmentada hacía muy difícil avanzar de manera coherente en la protección ambiental y a la velocidad que la crisis medioambiental lo exige. El SBAP completa la institucionalidad ambiental, que era una deuda pendiente hace más de una década, crea instrumentos inéditos de gestión de la biodiversidad, define incentivos a la conservación fuera de las áreas protegidas y establece nuevos modos de fiscalización y sanción. Entonces, reconoce que la conservación de la biodiversidad es importante dentro de áreas protegidas, pero también es relevante fuera de ellas, en los paisajes de múltiples usos y altamente amenazados, dando el valor que merece como sustento de la vida de las personas. Gracias a la nueva ley SBAP, por primera vez se pone a la biodiversidad en el centro de la política ambiental del país.
¿Cuáles crees que fueron las discusiones más complejas, que requirieron un esfuerzo más transversal y/o transdisciplinario?
Si bien es complejo hacer un análisis de todas las discusiones a nivel interno que se llevaron en estos 13 años, una de las más complejas, como sabemos, fue la presencia de concesiones sectoriales con fines productivos, como las salmoneras dentro de las áreas protegidas. Finalmente, fue un tema que acaparó mucha atención los últimos meses de la discusión y la prohibición de estas concesiones no fue aprobada en Comisión Mixta. Aunque, como ha señalado la ministra de Medioambiente, Maisa Rojas, se volverá a abordar el tema en la discusión de la Ley de Pesca y Acuicultura, es decir, se sigue pensando fielmente que no debería haber presencia de salmoneras en ningún tipo de área protegida. Pese a ello, es indudable que los avances del SBAP son tremendamente positivos en pro de la conservación y manejo efectivo de las áreas marinas protegidas, quedando prohibidas futuras actividades industriales incompatibles con la conservación en las áreas protegidas más estrictas. Esto es un nivel de protección mayor al que tenemos hoy. Sin embargo, parece aún insuficiente.
Por otro lado, el tema organizacional también fue un debate importante, sobre todo porque no existían acuerdos en las condiciones del traspaso de los guardaparques a este nuevo servicio. Hubo un largo periodo de diálogo con los sindicatos. Hasta que finalmente se llegó a acuerdos que consideran la importante labor que cumplen y han cumplido los guardaparques en la protección de la biodiversidad del país.
La Ley SBAP se sustenta en un marco conceptual de definiciones y enfoques que parecen ser innovadores en consideración a la legislación nacional actual. ¿Podrías mencionar algunos de estos aspectos que te parezcan destacados?
Lo primero, es que esta ley define en sus primeros artículos conceptos relevantes desde el punto de vista socioecológico. Se ve marcadamente en la ley el apoyo que tuvo desde el mundo científico y de expertos en conservación. El énfasis está dado porque se apliquen en terreno acciones para la protección, preservación y restauración de la naturaleza. Se instalan diversos instrumentos para hacerse cargo de la conservación de suelos, aguas, flora y fauna, abordando los impactos ambientales de manera integral. Eso es un paso muy importante para el país.
Por primera vez, se acuñan definiciones que no habían sido acogidas por la legislación anteriormente. Por ejemplo, el concepto de restauración ecológica. La importancia de esto es que se reconoce que actualmente hay áreas degradadas en el país, que necesitan ser restauradas y el Servicio definirá dónde están esas áreas, gestionará planes de restauración y hará seguimiento para que esos planes se cumplan. Antes, cuando se dictó la ley 19.300 en los 90’s, no se plasmó la idea de que en Chile existían ecosistemas que se estaban perdiendo, o no se quiso reconocer legalmente el nivel de degradación ecológica de ciertas zonas del país, quizás por los conflictos de interés que pudiesen haber surgido entre diferentes usos del suelo.
Además, la ley define y aplica el concepto de «ecosistemas amenazados» y esto implica que existe un énfasis precautorio, pues se reconoce que existe un riesgo evidente de que este ecosistema se modifique por las amenazas que lo impactan. Identificar y abordar esas amenazas es trascendental en el contexto de cambio climático y crisis de biodiversidad que vivimos. Así, el Servicio estará a cargo de planes que eviten la degradación de la naturaleza.
Entonces, ¿qué estaría pendiente? Creo que las definiciones técnicas para la elaboración de los más de 20 reglamentos que hacen operativa esta ley, que imagino se diseñarán de manera participativa considerando las voces de académicos y la sociedad civil. Hay mucho trabajo por delante para los equipos que diseñen esas normativas porque serán clave para la eficiente implementación de la ley. Falta también que se elabore y publique el decreto que define la orgánica del Servicio y elegir a su dirección. Entonces, pienso que al servicio le quedan por lo menos un par de años de implementación inicial (…). Será un proceso que parte con la aprobación del proyecto de ley, pero luego requiere de tiempo y mucho trabajo para sacarlo adelante y ponerlo en marcha. Pero el primer gran paso ya se dio con su aprobación.
Otro punto importante es la descentralización ¿Cómo crees que se equilibran los contextos locales con la implementación general de la ley?
El servicio se implementará a nivel regional, es decir, habrá un director y equipos de trabajo por región. Esto es importante en términos de los ecosistemas y su diversidad, lo que se relaciona, a su vez, con una variedad de amenazas y usos locales que es necesario abordar en una escala que obedezca a las características ecológicas y socioeconómicas de cada zona del país.
Esto es una cuestión que, si bien podría parecer de perogrullo –porque en Chile existen diversos Servicios Públicos con reparticiones regionales y locales– también demuestra que es un servicio que se crea en este siglo y que está a la altura de los estándares actuales de las políticas estatales. En ese sentido también, por ejemplo, se crea un comité científico asesor para el Servicio, lo que refleja la voluntad y convicción de hacer políticas públicas basadas en ciencia.
Este comité, además, será paritario, cuestión que también está relacionada con estándares actuales de paridad de género en espacios de representación, algo que no se discutía transversalmente hace algunos años ¿Y por qué hoy sí? Porque la sociedad está constituida así y este tipo de comités deben reflejarla. En ese sentido, esta es una ley que, a pesar de haber sido discutida durante 13 años, se ha ido actualizando en sus fundamentos, concepciones y principios.
También incorpora otras características relevantes, como la inclusión explícita del conocimiento local e indígena.
Así es, el comité científico asesor no es lo único novedoso de esta ley. El SBAP considera un enfoque socioecológico transversal que no se ha abordado antes en la legislación chilena, lo que implica pensar en que el conocimiento se genera a la luz de diversas disciplinas. Por ejemplo, el monitoreo de la biodiversidad que desarrolle el Servicio será realizado en base al conocimiento científico y tradicional de las comunidades locales e indígenas. Y hasta ahora, en Chile, ha existido una suerte de desbalance entre cuán importante es el conocimiento local o indígena versus el conocimiento científico, que siempre se situaba más arriba.
Otro tema importante es que SBAP tiene un estándar alto de participación y todas las instancias que establezca deben contar con esto, no se dice cómo, pero sí compromete el desarrollo de procesos de consulta a las comunidades locales. De hecho, el proyecto pasó por una consulta indígena que finalizó el 2017 y en base a la cual se crearon artículos específicos que apuntan a la creación de áreas de conservación de pueblos indígenas y la incorporación de los conocimientos y las prácticas de las comunidades indígenas en diferentes instrumentos del SBAP. No conozco otro servicio que en su estatuto básico considere esto.
La Ley incorpora a los “servicios ecosistémicos” de manera explícita en el accionar del Servicio. ¿Nos podrías explicar qué significa este concepto y de qué manera es positiva su inclusión?
Es interesante que la ley lo incorpore, porque el enfoque de servicios ecosistémicos busca resaltar la importancia que tiene la conservación de la naturaleza para asegurar el bienestar de las personas. Bienestar en un sentido amplio, considerando salud física, mental, espacios para la inspiración y el aprendizaje, es decir, para promover el desarrollo integral de las personas. Se podría pensar que un servicio cuyo foco es la biodiversidad no hablaría sobre seres humanos, pero sí lo hace y esto es un aspecto muy importante. Entonces, este enfoque sostiene que, dado que las políticas ambientales que se han centrado solo en el valor intrínseco de la naturaleza no han permitido frenar la crisis de pérdida de biodiversidad, se necesitaba un nuevo paradigma rector que muestre que la vida de las personas, en un amplio sentido, depende de la naturaleza, que somos parte de la naturaleza.
Este enfoque se aplica en todo el actuar del Servicio, desde la definición del concepto, la valoración integral de servicios ecosistémicos como parte de los principios del SBAP, y un innovador sistema de certificación y contratos de retribución por servicios ecosistémicos. En los que, por ejemplo, se podrán reconocer acciones de protección que realicen propietarios de predios que se encuentran en cabeceras de cuencas hidrográficas y financiar acciones que permitan mantener esa conservación a largo plazo. Esto considerando que la conservación de bosques nativos en las partes altas de las cuencas aseguran agua de buena calidad y en adecuada cantidad para las comunidades locales y usos que se hacen en las partes bajas de estos sistemas. Esto es solo un ejemplo, ya que un reglamento específico tendrá que detallar el funcionamiento de este Sistema y cómo se aplicarán estos contratos.
Los humedales han tenido mucha repercusión pública producto de las últimas inundaciones ocurridas en el centro sur de Chile. ¿Cómo el SBAP marcará una diferencia en relación a lo que existe hoy respecto a la protección de humedales?
La primera buena noticia es que este Servicio se hará cargo de manera operativa de todos los humedales existentes en el país, no solamente urbanos, cuya ley entró en vigencia en 2020. Actualmente, el marco regulatorio estaba protegiendo de forma especial a aquellos ecosistemas de humedales que entregan beneficios a las ciudades, pero los demás quedaban con menor protección, a pesar de que también son muy importantes.
Ahora el SBAP aborda la conservación de humedales desde un enfoque de cuencas hidrográficas y de conectividad hidrológica entre cuerpos de agua. Por lo tanto, esto es un avance relevante, por ejemplo, para la protección de ecosistemas acuáticos en zonas rurales. Al mismo tiempo, se protege especialmente a aquellos humedales que están dentro de sitios prioritarios, prohibiendo alteraciones a estos ecosistemas; y en el caso de cualquier alteración que se genere en otros humedales, este Servicio deberá autorizarlas o rechazarlas.
Respecto de la información en torno a los humedales, la ley también busca que exista un inventario nacional. Si bien hoy existe uno, es muy importante que un servicio se haga cargo de la actualización y mejora constante de este tipo de herramientas útiles para tomar decisiones y establecer posteriormente planes de gestión.
Para terminar, ¿Qué implicancias crees que tendría la nueva ley para la gestión de Bosque Pehuén, área protegida administrada por nuestra Fundación, y para las iniciativas de conservación privada, en general?
En la práctica, se reconoce por primera vez en un marco legislativo a las áreas bajo protección privada, al crear un único Sistema Nacional de Áreas Protegidas, supervisado por el SBAP, que incluye también a las privadas. Así, el SBAP velará porque todas las áreas protegidas estén bien gestionadas y fiscalizará las actividades que se desarrollen dentro de éstas. Además, podrá crear comités regionales en que se incluirán a los administradores de áreas protegidas privadas, creando una gobernanza público-privada que generará beneficios sociales y ambientales para la gestión integral del paisaje. En el caso de Bosque Pehuén, área que forma parte de la Reserva de la Biósfera Araucarias, se contará también con un plan de gestión elaborado por el Servicio que promueva usos y prácticas sustentables en diferentes zonas de esta Reserva de la Biósfera.
Además, el SBAP incentiva la conservación privada mediante otros instrumentos de financiamiento, gestión y capacitación a guardaparques y administradores. De esta manera, los esfuerzos que realizan diferentes organizaciones de la sociedad civil también aportarán al cumplimiento de las metas de biodiversidad que se ha propuesto alcanzar el país.
Al haber un Servicio encargado de la biodiversidad, este se coordinará con otros ministerios, pensando en la diversidad de factores que influyen en las motivaciones y percepciones de las personas para conservar la naturaleza. En este sentido, la educación es muy importante, así como la participación ciudadana, la información científica y los demás temas que hemos abordado. Si bien en el país ha habido avances importantes sobre el rol de la educación ambiental y su importancia para la conservación; el foco por muchos años se ha centrado en el control de la contaminación del aire (por ejemplo, por medio de planes de descontaminación atmosféricos), la escasez hídrica y el cambio climático. Entonces podríamos pensar que, a partir de la puesta en marcha de este servicio, existirá un mayor énfasis en la biodiversidad, en las amenazas que la impactan y su relación con el cambio global. Y es ahí que organizaciones como Fundación Mar Adentro podríamos aportar con las diversas metodologías que hemos desarrollado en el ámbito de educación y sensibilización en torno a la naturaleza. La experiencia de nuestra fundación en el cruce de arte, ciencia y educación puede ser un aporte relevante en los nuevos programas de educación que se desarrollen en el marco del SBAP, contribuyendo en la construcción de una mirada crítica y consciente sobre nuestra sociedad y su relación con la naturaleza.
*Amerindia Jaramillo es bióloga de la Universidad Católica de Temuco, magíster en Recursos Hídricos de la Universidad Austral de Chile y magíster en servicios ecosistémicos de la Universidad de Edimburgo. Ha trabajado como investigadora en ecotoxicología y evaluación de riesgo ecológico. Realizó investigaciones en economía de los recursos naturales y sistemas socio-ecológicos en la Universidad Austral de Chile. Se desempeñó en diferentes cargos en el Ministerio del Medio Ambiente entre los años 2012 y 2022, siendo jefa del Departamento de Ecosistemas Acuáticos donde inició la implementación de la ley de humedales urbanos, normas y planes para protección de ecosistemas acuáticos. Desde febrero de 2022 es la Directora de Conservación de Fundación Mar Adentro, a cargo del manejo del área protegida Bosque Pehuén y la articulación de redes público-privadas para promover la conservación de ecosistemas naturales en el centro-sur de Chile.